Video: muerto abrió los ojos, salió de ataúd y tomó hasta sopa, según su familia

 


¿Un ‘muerto vivo’? El caso generó algarabía de 
vecinos y seres allegados. 

¿Qué pasó en realidad?


Anonadados quedaron los familiares de un hombre al ver, 

supuestamente, que se levantó de su ataúd mientras era



 velado. 
No contentos con ello, aseguran que incluso comió, 
tomó unas cuantas tazas de sopa y le agarró las manos a su papá.



Julio Alberto Vinicio Pierre, de 27, murió producto de problemas pulmonares causados por el consumo de cigarrillo en República Dominicana. Su familia ya tenía planeadas las exequias, pero al ver que daba “señales de vida” optaron por retrasarlas.

“Él está respirando y esa es la prueba, además de que él comió lo que le dimos”, reiteraron sus seres allegados para el medio local ‘Diario Libre’.

Lo acostaron en una colchoneta, esperando que volviera a respirar con normalidad, mientras los vecinos curiosos le daban agua y hasta hacían rituales. “Mi hijo vive. Nosotros haremos todo lo posible para que así sea”, dijo Julio Vinicio, su papá.

Qué le pasaba en realidad al hombre?

Como el caso generó confusión en el país, un patólogo aclaró que todo puede tratarse de una negación del duelo y que, en realidad, el sujeto estaba pasando por un proceso luego de la aplicación de formol.

“Si le pusieron formol, no se va a podrir, no se va a descomponer porque está formalizado. Cuando una persona muere entra en distintas fases, pero en la primera y media hora no pasa nada. Entre las 12 y las 18 horas está todo duro. Ahora, después de las 18 horas el cadáver empieza a ablandarse de manera natural”, señaló Sergio Sarita Valdez para el medio local citado.

La familia también había dicho que al tocarlo no estaba frío, como se esperaría en una persona fallecida. Sin embargo, para Sarita Valdez, el cuerpo pudo acoplarse a la temperatura ambiente.

¿Se levantó y comió? Eso es lo que manifestaron sus padres y esposa, pero podría deberse a una ilusión creada por el duelo y el rechazo a que esté muerto. “Lo más característico en una muerte inesperada es la sensación de irrealidad”, expresó la psicóloga clínica Arelis Peguero al analizar este caso en particular.

El dictamen de los médicos es claro: murió. Y así lo comprobaron luego los familiares cuando lo tocaron y trataron de moverlo después de tenerlo tres días en cama, pues no reaccionaba y estaba rígido cada vez más.

Pese a que las autoridades sanitarias no acudieron al hogar de Julio Alberto, se continuaron con las exequias. Lo sepultaron en medio de llanto en el cementerio Cristo Salvador del municipio Santo Domingo Este.