Una ciudad autosostenible y que dependa, lo menos posible, de materiales llevados de la Tierra para ser construida: estas son dos de las principales características de la futurista Nüwa, ciudad que acogería una colonia humana en Marte.
Detrás del proyecto de esta ciudad imaginada, desarrollado en el marco de una convocatoria hecha por The Mars Society, está Detrell. Este equipo está conformado por creadores del estudio de arquitectura Abiboo Studio y la comunidad Sustainable Offworld Network (SONet), que incluye a 35 especialistas de distintas disciplinas como la arquitectura, la astrofísica, la aeronáutica o la biotecnología. Todos líderes en sus campos.
Este año se han presentado 175 proyectos distintos sobre potenciales ciudades marcianas, y este fue seleccionado como uno de los nueve finalistas de un certamen que el año pasado ganó el MIT.
Un informe sobre el tema, publicado por el diario Clarín, detalla que la metrópoli permitiría albergar hasta 250.000 residentes y podría estar lista en el año 2100.
Para evitar los efectos de la radiación y las temperaturas de varios grados por debajo del cero, la estructura de Nüwa será subterránea. Estará incrustada en el acantilado Tempe Mensa y se construiría en forma vertical.
En su cuenta de Instagram, Abiboo Studio ofrece detalles sobre las características de la ciudad.
"La ciudad de Nüwa -señala- se encuentra en la ladera de uno de los acantilados marcianos, con abundante acceso al agua, ubicado en Tempe Mensa. Los "macroedificios" son excavaciones dentro de la roca del acantilado. Estas construcciones, ejecutadas después de la edificación de túneles, son modulares e incluyen actividades residenciales y laborales, unidas entre sí por una red tridimensional de túneles. Para crear un vínculo emocional con la Tierra, el equipo de diseño ha incluido vastos espacios naturales creados artificialmente. Se denominan 'cúpulas verdes' y hay dos tipos: las que permiten la presencia humana y actúan como parques, y las que incluyen vegetación experimental en un entorno de atmósfera puramente marciana".
En cuanto a los materiales para la construcción, como cada viaje a la Tierra demoraría unos 6 meses y el costo de transportar tanto peso eleva mucho el presupuesto, es necesario buscar otras soluciones.
Eso implicó hacer un mapeo para ver qué materia prima se podían conseguir y calcular cuánta energía por habitante habría que gastar para obtenerlos.
Pese a que las estimaciones indican que son 100 veces más costosos de conseguir que en la Tierra, el proyecto tiene que ser sostenible y no generar más huella de carbono en la Tierra ni sea depredador del sistema marciano.
La idea es también establecer una línea de comunicación con nuestro planeta. Así, cada 26 meses habría un viaje de ida y vuelta a la Tierra. Esta excursión tendría un costo de 300.000 dólares.
Con información del diario Clarín.