El hallazgo fue hecho por los investigadores Daniel Howdon, Jason Oke y
Carl Heneghan, quienes se basaron en las muertes por covid de julio a agosto
que reportó la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido (ONS, por sus
siglas en inglés).
Para
llegar a esta conclusión se usaron los parámetros de la Organización Mundial de
la Salud (OSM) que explican cómo se debe clasificar la muerte de un paciente
contagiado.
"La covid-19 debe registrarse en el certificado médico como causa de
muerte en todos los difuntos en los que la enfermedad haya contribuido a la
muerte o sea su causa subyacente", explica esta organización.
Mucha
gente murió con coronavirus, pero no debido a este
Esto
quiere decir que los casos que no deben ser considerados muerte por covid
son aquellos en los que la causa subyacente sea otra, se aclara en el artículo.
Así, por ejemplo, alguien que murió por un accidente de tráfico y estaba
contagiado no debería contar como muerte por coronavirus, ni tampoco una
persona que haya sufrido de un ataque cardíaco sin que haya tenido incidencia
el virus.
Sin
embargo, estos parámetros no habrían sido tenidos en cuenta en casi el 30 por
ciento de las 1.617 muertes que fueron atribuidas al virus en Reino Unido entre
julio y agosto.
Con
este gráfico los autores del artículo ilustraron las muertes erróneamente
asociadas al coronavirus (amarillo) en relación con las reportadas en total
(azul).
Al respecto Jason
Oke, uno de los autores del artículo, le dijo a 'The Telehraph' que "Mucha
gente murió con coronavirus, pero no debido a este".
Frente a los posibles errores en los certificados de defunción durante toda la
pandemia, la cifra de muertes mal registradas podría ser más baja: una de cada
trece.
En concreto, el análisis dice que de las más de 49.000 muertes por COVID-19 en
el Reino Unido que reporta la ONS desde principios de año, casi cuatro mil no
habrían tenido nada que ver con el nuevo virus.
Y es que la discrepancia entre las que serían las muertes reales frente a las
muertes reportadas en ese país podría afectar la manera en la que el
Gobierno —y el mundo — enfrenta la pandemia, dice Oke.